Cuando vuestra relación parece haberse estancado o está teñida de mentiras, celos, miedos e infidelidades. Si en lugar de comunicación hay prejuicios y en lugar de amor hay dependencia.

En caso de:

• Pérdida de la ilusión, conflictos de pareja, problemas de comunicación y/o relación en la pareja, con los hijos y/o con las familias de origen, relaciones de dependencia o tóxicas, patrones de conducta generacionales que se repiten en la pareja o en la familia nuclear, etc.
• Conflicto de lealtades, vida sexual insatisfactoria, celos, infidelidades, diferencias en la educación de los hijos, agresividad, violencia de género, consumo de alcohol y drogas, adicciones, etc.
• Separación, divorcio, nacimiento de un hijo, aborto, síndrome del nido vacío, superación de duelos, etc.
• Situación laboral precaria, desempleo, jubilación, etc.

Cuando un ambiente familiar tenso se ha convertido en la norma y la unidad familiar es precaria. En épocas de cambio, como el nacimiento de un hijo, el paso de los hijos a la adolescencia o la muerte de un familiar. Cuando la familia de origen está excesivamente involucrada en los temas familiares.

En caso de:

• Estancamiento de la dinámica familiar, pérdida de la capacidad de resolver problemas, relaciones conflictivas y problemas de comunicación en la familia, con los hijos, entre hermanos y/o con las familias de origen, relaciones de dependencia o tóxicas, discrepancias en la educación de los hijos, bajo rendimiento escolar, TDAH, etc.
• Cambios en la estructura familiar (separación, divorcio, situación laboral precaria, desempleo, jubilación), patrones de conducta recurrentes, ya sean propios de la familia nuclear o generacionales, etc.
• Conflicto de lealtades, infidelidades, agresividad, violencia doméstica, consumo de alcohol y drogas, adicciones, anorexia, bulimia, trastornos disociativos, esquizofrenia, brotes psicóticos, etc.