Psicoterapia Gestalt

Terapia humanista individual

 

Gestalt en tu vida

La terapia Gestalt es un despertar a lo que estás sintiendo en cada momento, para poder ser plenamente tú mismo, tú misma.

¿Qué es la Terapia Gestalt?

En terapia individual me fascina trabajar con el enfoque gestáltico, por la forma práctica en que alivia tu vivencia actual desde el inicio de la terapia. El punto de referencia de la Gestalt es lo que sientes aquí y ahora. Este foco aporta ligereza a la terapia, ya que en lugar de pasarnos sesiones enteras hablando y reflexionando sobre los problemas en tu vida, dejamos las explicaciones a un lado y accedemos directamente a las sensaciones, permitiéndote percibir aquello que con los pensamientos no logras comprender. Pues hay cosas que no puedes expresas con palabras. ¿Alguna vez lograste describir un olor o un sabor sin dejarte nada de lado? Es imposible, las sensaciones hablan un lenguaje que el pensamiento no entiende. Y aquellas provocadas por ausencias de cuidado, de amor o de deseo, dejan un vacío que ni siquiera con el alma logras descifrar. Es un vacío diferente para cada persona, pues esconde la historia personal. Con las técnicas gestálticas logramos penetrar ese vacío y poco a poco llenarlo de significado. El significado aporta coherencia, una comprensión profunda con la que  gradualmente disuelves el vacíos, hasta que pasa a formar parte de tu pasado, liberando tu presente para que puedas ser plenamente tú misma, tú mismo.

Así he sentido yo la Gestalt en mi vida y así la vivo día tras día en mi consulta. Con el enfoque en el presente, combino una serie de técnicas dinámicas y creativas para esquivar los juicios mentales – todos esos ‘no puedo…, no debo…, tengo que…’ que te impiden ser como realmente quieres ser y bloquean tu potencial. Son pensamientos e ideas adquiridos en el pasado y proyectados hacia el futuro. Pero la vida y los cambios tienen lugar en el presente. A través de tus sensaciones aquí y ahora, durante la sesión de terapia aprendes a escucharte, te das cuenta de lo que te está pasando y te conectas con tus capacidades. A medida que contactas con tus resistencias, en ellas encuentras la fuerza impulsora para con tu propio potencial transformar tu situación.

El origen de la terapia Gestalt

La Gestalt más que una terapia es una forma de vida que se consolidó en los años ‘50 a ‘60 del siglo pasado. Su creador, Fritz Perls, comprendía la vida como algo en continuo movimiento, a lo que las personas nos vamos adaptando. Según Perls nuestro organismo tiende a un estado natural de equilibrio interno, tanto emocional como corporal. Este estado de bienestar es interrumpido tanto por las necesidades del propio organismo (sed, hambre, frío, calor…), como por los deseos que emergen de nuestra interacción con el entorno (afecto, aceptación, reconocimiento, éxito…). El organismo restituye el estado de equilibrio mediante la auto-regulación interna, que consiste en los cinco pasos del ciclo gestáltico: A medida que van surgiendo los deseos y necesidades, pasan a ser una sensación determinada. Cuando ésta se hace lo suficientemente fuerte, pasa al nivel consciente, que es cuando nos damos cuenta del deseo o de la necesidad. Entonces nos energetizamos, motivándonos y llevando energía a los músculos para pasar a la acción. Contactamos con el entorno hasta satisfacer la necesidad o el deseo, ya sea yendo a la cocina para beber un vaso de agua, contactando con otra persona o lo que haga falta. Una vez satisfecho, nos retiramos y volvemos al estado de reposo o equilibrio, hasta que surge el siguiente deseo o necesidad.

Este ciclo gestáltico se percibe en consulta con los conceptos de fondo y figura. En el estado de equilibrio percibimos un fondo ecuánime. Nuestros deseos o necesidades emergen de este fondo y toman una forma o figura (en alemán Gestalt), que una vez satisfecha vuelve a disolverse como parte del fondo, restituyendo el estado de reposo equilibrado. Sin embargo cuando por alguna razón no podemos satisfacer la necesidad, ya sea porque en ese momento tenemos otra cosa que hacer, porque no tenemos los medios o la capacidad necesarios, o porque alguien o algo nos lo impide, la figura queda inconclusa y no puede volver a integrarse con el fondo. Las exigencias, los prejuicios, las normas y demás mandatos externos son los principales factores que nos impiden satisfacer nuestras necesidades. Esas figuras incompletas impiden que regresemos a nuestro estado de equilibrio. Permanecen en la mente, causando ruido en un intento de ser resueltas e interfiriendo cada vez más con el ciclo espontáneo de auto-regulación. Si con el tiempo no logramos integrarlas, es decir si no encontramos un modo de satisfacer esas necesidades, el organismo restituye el equilibrio interno, creando un mecanismo de defensa que las ‘elimina’ de forma artificial,  impidiendo que interfieran en el futuro. Lo que queda es un vacío en la experiencia. Al llevar la atención a las sensaciones, en terapia logramos completar gradualmente esas figuras e integrarlas en nuestra vivencia.

¿Cómo trabajo desde la Gestalt?

Como ya he dicho, en lugar de quedarnos en los razonamientos, en terapia Gestalt trabajamos directamente con las sensaciones, dándoles una forma concreta que las contenga, para así diferenciarlas de tu ruido mental. ¿Qué quiere decir esto en la práctica? Con las tres preguntas gestálticas, ¿qué?, ¿cómo? y ¿para qué?, hacemos el puente entre tu vivencia durante la sesión y los acontecimientos en tu vida. El qué nos lleva a tu situación actual, a lo que te está causando dificultades en la familia, con los amigos, en el trabajo o donde sea que te sientes limitad@. Con el cómo exploramos tu forma personal de funcionar y de manejar las situaciones, con el propósito de identificar formas más eficientes y menos agotadoras de ser tú mism@. Este punto es más reflexivo, pues nos lleva a los mandatos e introyectos  por los que te comportas de una forma aprendida, que interfiere con tu manera auténtica de ser. El para qué es el punto realmente interesante. Aquí inicia la aventura terapéutica de encontrar el origen de esos comportamientos que de algún modo te están dañando. El para qué te saca de tu callejón sin salida y te muestra tu propio universo de posibilidades para cambiar.

Muchas de las técnicas gestálticas que utilizamos durante la sesión son originalmente de otras escuelas terapéuticas. Del psicoanálisis de Freud, por ejemplo, derivó Perls el ponerle conciencia a la mente para lograr que emerja la figura inconclusa. De la Bioenergética de Reich tomó la idea de que nuestra manera de defendernos a nivel psicológico queda grabada en nuestro cuerpo biológico, reflejándose en los síntomas corporales. De la meditación budista origina el darle más importancia a las emociones que a las ideas y el reconocimiento que lo más difícil es hablar de los temores. Otras técnicas las desarrolló Perls, la más representativa siendo la silla caliente o la tiranía de ‘los debería del perro de arriba y de abajo’.

Lo propiamente gestáltico de todas estas técnicas es cómo, en consulta, vamos improvisando sobre la marcha hacia hacerte consciente de tu vivencia en el presente y encontrar una forma más auténtica de responder. Logramos esto con los tres pasos gestálticos:

  1. Atención plena – es decir darte cuenta de los hechos sin juicios ni evaluaciones
  2. En el presente – es decir en contacto con tus sensaciones
  3. Tomando responsabilidad – es decir comprendiendo y aceptando sin juicios las consecuencias de tus pensamientos, palabras y acciones o no acciones.

Con el primer paso identificamos tus mecanismos de defensa, que veremos más a fondo a continuación. Con el segundo paso contactamos con lo que Perls llama tu impasse, ese momento en tu pasado en el que no encontraste en tu entorno el apoyo que necesitabas para lograr resolver esa situación (es decir para cerrar esa figura incompleta). El tercer paso te lleva a comprendes los factores que originaron tu incapacidad de resolver la situación y a aceptar la falta de respuesta del entorno, completando así una a una las figuras incompletasque te están impidiendo regresar a tu estado de bienestar equilibrado.

¿Que son los mecanismos de defensa?

Los mecanismos de defensa son aquellas estrategias que desarrollamos, a nivel inconsciente, para poder seguir adelante a pesar de los impedimentos. En este sentido tienen una función positiva y necesaria, al menos inicialmente. Por otro lado, si no los adaptamos a las circunstancias cambiantes, a la larga pueden convertirse en resistencias que nos bloquean en la vida, principalmente por evitar que nos hagamos responsables de aquello que no logramos resolver. Dependiendo de la etapa del ciclo gestático en la que surgió el impedimento, existen los siguientes mecanismos de defensa que luego cada individuo maneja de forma individualizada:

 

 

REPRESIÓN:

Es el mecanismo de defensa más inconsciente de todos. Impide sentir deseos o necesidades vinculados a algo traumático o socialmente inaceptable. Al no existir ni siquiera la sensación de ese algo que perturba, es muy difícil tratarlo en consulta. Especialmente aquí la Gestalt es de gran utilidad, por permitir trabajar con el vacío, con aquello para lo que no hay palabras, llenándolo gradualmente de significado. En su aspecto positivo la represión permite que una persona con experiencias traumáticas siga adelante con su vida. En suaspecto negativo el individuo no puede comprender qué le está pasando, ya que no es capaz de percibir la sensación. Este mecanismo de defensa reprime principalmente conductas agresivas y sexuales.

PROYECCIONES:

Sucede con aquellos deseos y necesidades que social o personalmente se consideran inaceptables. Son sensaciones que el individuo ‘echa hacia fuera’ en un estado pre-consciente, para evitar sentirse inadecuado. Por tanto no las percibe como propias, sino que las identifica en otras personas o situaciones. En su aspecto positivo la proyección permite empatizar con el otro. Su aspecto negativo es que, en la medida en que no reconoce sus propias sensaciones, la persona se va des-personalizando. Las proyecciones pueden provocar síntomascomo ansiedad, pánico o paranoia.

 

INTELECTUALAIZACIÓN o RACIONALIZACIÓN

Se da cuando la persona habla de su experiencia dando razones y explicaciones acerca de ella, en lugar de sentirla.

 

INTROYECCIÓN:

Son una serie de mandatos de tipo ‘debes de…’, ‘no puedes…’ que la persona se ha creído y ha tomado como propios, pero la bloquean por interferir con sus verdaderas capacidades, necesidades y deseos. En su aspecto positivo los introyectos son imprescindibles, pues forman nuestra identidad. En su aspecto negativo aquellos que no se corresponden con nuestra verdadera naturaleza nos impiden desarrollar nuestra propia personalidad. Los introyectos pueden provocar síntomas como rigidez, dificultad para conectar con las emociones, depresión, comportamientos posesivos u obsesivo-compulsivos.

 

PROFLEXIÓN:

Consiste en hacerle al otro lo que la persona desea que el otro le haga a ella. Es una forma de manipulación seductora de tipo ‘¿a que te apetece ir al cine?’, halagar para ser halagado o ser siempre simpático indiferentemente del estado de ánimo real.

 

RETROFLEXION:

Es una forma de auto-agresión, de dirigir hacia uno mismo las emociones negativas que agitan al individuo por dentro pero que no es capaz de expresar hacia fuera. En esa lucha entre el impulso de hacer y la contención de no hacer, la persona puede perder su relación con el mundo. Como aspecto positivo, hasta cierto punto la retroflexión es sana y necesaria para socializar. Dependiendo de la situación, por ejemplo es mejor contener la rabia, en lugar de iniciar una pelea. Cuando la personas se contiene en exceso, como aspecto negativopierde su espontaneidad y se bloquea a la hora de actuar. La retroflexión puede provocar síntomas como culpa, narcisismo, problemas digestivos como úlcera de estomago y otros trastornos psicosomáticos.

 

DEFLEXIÓN:

Provoca que la persona actúe a nivel superficial, sin estar en contacto con lo que está pasando realmente. A diferencia de la retroflexión, aquí la persona pasa a la acción, pero lo hace dando rodeos en lugar de afrontar la situación. Como aspecto positivo la deflexión es una manera de protección en situaciones de gran exposición, por ejemplo a la hora de dar un discurso.  También aporta la capacidad de tratar asuntos con diplomacia. Su aspecto negativo es un gran vacío interno y la manipulación como forma de lograr los propósitos. La deflexión puede provocar síntomas como risa nerviosa, verborrea, despiste, enfadarse o llorar con facilidad, apatía, pereza, idealización, negación.

 

DESENSIBILIZACIÓN:

Es una forma agudizada de deflexión, en la que la persona se distrae manteniéndose siempre ocupada, para así no ser consciente de sus sensaciones. Los síntomas pueden ser rigidez corporal o respiración superficial.

 

NEGACIÓN DE LO OBVIO:

Es otra forma agudizada de deflexión, con la que el individuo niega aquello que le hace sufrir o le incomoda. Como aspecto positivo permite sobrellevar situaciones difíciles y traumáticas. El aspecto negativo es la negación de la realidad y la incapacidad de aceptar que todo tiene un final, por el temor a nunca más volver a sentir bienestar.

 

EGOTISMO:

Con este mecanismo de defensa el individuo esquiva el contacto, poniendo la atención en si mismo. Así permanece en su espacio conocido, evitando cualquier experiencia nueva. De este modo mantiene la sensación de control e impide que el entorno le perturbe. El aspecto positivo del egotismo es la capacidad de auto-observación. Su aspecto negativo del es la incapacidad de ver al otro. Como síntoma destaca el narcisismo

 

CONFLUENCIA:

Con este mecanismo el individuo evita sentir la separación, intensificando el contacto. Pierde la conciencia de sí mismo y sólo existe en función del otro. Al no poder retirarse y percibir el límite entre si mismo y el otro, o el entorno, no es capaz de diferenciar dónde acaban sus propias necesidades, sentimientos, deseos y dónde empiezan los de los demás. Confluye para no verse a sí mismo. El aspecto positivo de la confluencia es la capacidad de amor universal y empatía que proporciona. En su aspecto negativo genera una falta de independencia y de responsabilidad. Los síntomas que provoca pueden ser una dificultad patológica para la separación, la despedida o para terminar algo.

¿Qué herramientas utilizamos en la terapia Gestalt?

En su esencia, las sesiones gestálticas son un proceso creativo mediante el que vas recomponiendo tu propia identidad y tu historia. Para ello utilizamos el dialogo, el cuerpo, las percepciones, la fantasía y toda una serie de ejercicios enfocados a contactar con tu vivencia interna y expresarla simbólicamente. El dialogo es una de las principales herramientas para darte cuenta durante la sesión de cuándo y cómo evitas las emociones con comentarios superficiales, frases hechas o conversaciones basadas en racionalizaciones, explicaciones y excusas, las cuales pueden ser interesantes desde el intelecto, pero están vacías de sentimiento, así como lo están las conversaciones filosóficas que se mantienen en el aspecto teórico, sin tocar su esencia transformadora. A demás del dialogo, uno de los ejercicios más potentes son los juegos de roles. Explorando distintos roles, sobre todo aquellos que sueles evitar en lo cotidiano, aumentas tus recursos, para poder cambiar de rol en situaciones difíciles. Cuanto más flexible eres, más puedes adaptarte y encontrar soluciones alternativas. En este sentido la silla vacía es la herramienta gestáltica que más a fondo llega, por ejemplo cuando estás atrapad@ entre dos opciones o emociones y no puedes pensar con claridad. Esta técnica es una forma bellísima y muy sanadora de tratar las enfermedades a nivel psicológico. Luego están los cuentos, con los que podemos identificar de una forma maravillosa aquellos sentimientos de la infancia que están afectando tu presente. Los sueños son una mina de oro para hallar las claves de cómo salir de la situación en la que te sientes atrapad@. Con la Gestalt incluso trabajamos el no-sueño. Cuando no recuerdas tus sueños, suele tener que ver con ese vacío que mencionaba más arriba. El no-sueño puede aportarnos pistas de cómo acceder a ese vacío tan difícil de identificar. Utilizo el dibujo para sacar tu lado creativo, que es tu mejor aliado cuando las cosas se complican, y la visualización para romper tus límites mentales y que vivencies lo espontáneo. Nos aliamos con el cuerpo para el manejo adecuado de los límites, tema esencial en el desarrollo personal. El cuerpo es la frontera natural entre ti mism@ y el entorno. Incorporando pues movimientos corporales, visualizaciones, ejercicios de respiración y demás ejercicios que aumentan tu conciencia del cuerpo, consolidas tanto tu conciencia de ti y de tu entorno, cono tu confianza en ambos. Para la superación del duelo y de otras pérdidas  o finales abruptos, la carta de despedida facilita el cierre integrando el dolor, la rabia, el agradecimiento y demás emociones que mantienen la situación inacabada. Mi herramienta gestática preferida son las fantasías guiadas, por la forma sutil de elaborar la tristeza, los miedos y los asuntos pendientes que llevas a rastra, a veces sin siquiera darte cuenta. Hay un sinfín de ejercicios para que durante la terapia Gestalt logres ir completando las situaciones no resueltas en tu vida, para que a medida que vayas haciendo espacio puedas tener nuevas experiencias, más coherentes con la persona que eres en la actualidad.

¿Qué logramos desde la Gestalt?

En resumen, la finalidad de la terapia Gestalt no es lograr un cambio, sino lograr mantener la atención en el momento presente, en contacto con tu responsabilidad. El camino hacia esta finalidad es aprendiendo a identificar tus emociones, sin evaluarlas. Las emociones son el síntoma de la figura incompleta. Permanece incompleta mientras que haya miedo, culpa, vergüenza, resentimiento, reproche… Como dice Claudio Naranjo, uno de los principales representantes de la Terapia Gestalt en habla hispana, las técnicas gestálticas trasladan la atencion desde fuera, desde la preocupación por las exigencias y por la auto-imágen’, hacia dentro, hacia tu estado interno en tus circunstancias actuales. En terapia no hablamos ‘sobre’ lo que te está pasando, pues los razonamientos, explicaciones y justificaciones llevan la atención, y la responsabilidad, hacia fuera. Te trasladan a una realidad pasada o futura, desde la que difícilmente puedes cambiar algo. Hablamos desde lo que Perls llama el ‘is-ness’, la vivencia de ser tú mism@. Desde aquí contactas con tu verdad y te responsabilizas de tu propia vida. La clave está en la responsabilidad, que es la habilidad de responder. Como dice Claudio Naranjo, «La responsabilidad (…) no es un deber, sino un hecho inevitable» (Claudio Naranjo, La Vieja y Novísima Gestalt; actitud y práctica de un experiencialismo ateórico, Ed. Cuatro Vientos, Santiago de Chile, 1990, p. 22), pues lo que hacemos, pensamos y decimos es nuestro . Perls reivindica que sólo podemos ser aquí y ahora. Cuando estás en contacto siempre se produce un cambio en ti. Así amplías tu repertorio de conductas y vas adquiriendo más recursos para lograr los cambios que deseas, de forma natural y coherente con lo que eres.

¿Cuándo trabajo con la terapia Gestalt?:

  • Alteraciones emocionales como estrés, angustia, ansiedad, agresividad, desesperanza, depresión, soledad, aislamiento, problemas de autoestima, falta de motivación, pasividad, falta de concentración, bajo rendimiento, superación de duelos, trastornos del sueño o de la alimentación, relaciones insatisfactorias, fobias, tics, etc.
  • Síntomas psicosomáticos y determinados síntomas crónicos, donde el desequilibrio emocional ha pasado a manifestarse físicamente en forma de dolencia o enfermedad. Entre los síntomas más comunes figuran dolor de cabeza, dificultad respiratoria, trastornos digestivos, problemas de motricidad, problemas dermatológicos, etc.

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